Del salón en el ángulo oscuro,
de su dueño tal vez olvidada,
silenciosa y cubierta de polvo
veíase el arpa.

Cuánta nota dormía en sus cuerdas
como el pájaro duerme en la rama
esperando la mano de nieve
que sabe arrancarlas!

Ay! pensé, Cuántas veces el genio
así duerme en el fondo del alma,
y una voz, como Lázaro,
espera que le diga: “Levántate y anda”!

G.A.Bécquer

 

OBRA COMPLETA

" En nombre de los poetas y de los artistas, en nombre de los que sueñan y de los que estudian, se prohibe a la civilización que toque a uno solo de estos ladrillos con su mano demolerora y prosaica" 

G. A. Bécquer

 

Lo más probable es que Gustavo Adolfo hubiera conocido el monasterio durante sus visitas a Soria de 1861 y 1862, en su bœsqueda de un buen clima veraniego y motivadas por la ascendencia castellana de su esposa Casta Esteban. De diciembre de 1863 a julio de 1864 vivieron los dos hermanos y sus familias en el cenobio zaragozano. Una fecunda estancia que dejó para la historia el libro "Cartas desde mi celda" (de Gustavo Adolfo) y "Expedición de Veruela", el álbum de 91 dibujos que pintó Valeriano.

 

Las "Cartas desde mi celda" son nueve escritos que recogen la observación directa recogida por Gustavo Adolfo durante sus viajes por la zona del Moncayo. La primera evoca el viaje en tren desde Madrid a Tudela; el paso en diligencia de all’ a Tarazona y la excursión al monasterio en mula. La segunda describe el exterior del cenobio y la tranquilidad de la apacible estancia campesina. La tercera la dedicó a la localidad de Trasmoz. En la cuarta explica Bécquer su atracción por el pasado y justifica su necesidad de revivirlo. La quinta describe inolvidablemente el mercado de Tarazona. Las tres cartas que siguen (de la sexta a la octava) hablan de las leyendas sobre brujería de la zona. Por œltimo, la novena carta habla de la tradición de la Virgen de Veruela y describe convincentemente la iglesia del monasterio.

" Heme aquí transportado de la noche a la mañana a mi escondido valle de Veruela. . . Sentado a la lumbre del campestre hogar, donde un tronco de carrasca que salta y cruje antes de consumirse, Saboreo en silencio mi taza de café, único exceso que en estas soledades me permito, sin que turbe la honda calma que me rodea otro ruido que el del viento que gime a lo largo de las desiertas ruinas y el agua que lame los altos muros del monasterio y corre subterranea atravesando sus claustros sombríos y medrosos".

Los dibujos del álbum "Espedición de Veruela" incluyen vistas del cenobio, detalles arquitectónicos y decorativos, paisajes que no disimulan la austera serenidad del lugar, tipos lugareños muy bien retratados e incluso apuntes de la familia. Paisaje y ruinas formaban parte de aquel Aragón romántico que encandiló a los dos hermanos sevillanos. En Veruela se inspiraron su pluma y sus pinceles. Y a Veruela llegaron movidos por el simpático vicio de la época: viajar para reflejar sensaciones en poemas, leyendas, evocaciones y páginas de un álbum.

Foto : edualdo

La Cruz Negra de la entrada del monasterio, llamada "Cruz de Bécquer", nos recuerda el lugar donde el poeta descansaba en los días que permaneció en el monasterio. 

Gustavo Adolfo Bécquer es quizás el mejor poeta romántico. Es una especie de tardano que va a contra corriente ya que escribe al tiempo que los escritores realistas como Valle-Inclán, Nuñez de Arce y Campoamor, literatos postrom‡nticos que escriben en una etapa realista con unas características muy propias. La poesía en este momento es una poeía muy diferente a la de las exaltaciones románticas, es una poesía que se ajusta más a la literatura realista, y a lo grotesco teatral, los textos son poco acordes con lo que había habido hasta ese momento, son textos tomados de la realidad que carecen del halo poético romántico. Sin embargo frente a esto aparece Bécquer, que se aleja de este tipo de poesía para introducirse de lleno en la poesía de los románticos europeos (está más cercano al romanticismo alemán que al español), tuvo una producción muy breve, breve como su vida, lo más romántico de su producción son las "Rimas y las "Leyendas". Bécquer fue todo un romántico hasta el mismo momento de su muerte, muerte que el mismo presagió unos días antes de morir diciendo a unos amigos:  

"Me muero. Sabéis que no soy pretencioso; pero, si es posible, publicad mis versos. Tengo el presentimiento de que, muerto, seré más y mejor leído que vivo..."

 

 

D14 en Veruela